Bienvenidos
Somos un ministerio internacional con sede principal en Sterling, Virginia. Ministerio iglesia presencia de Dios es una iglesia cristiana evangélica. Nuestros pastores son:
Elmer y Yanet Romero. Nuestro enfoque como ministerio es: cumplir con las 5 funciones de la iglesia. La Adoración, la Proclamación, la Enseñanza, el servicio, y la Comunión. Creemos en la Biblia como la Palabra inspirada e infalible de Dios (2 Timoteo 3:15-16) En un Dios, eternamente existente en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. (1 Juan 5:7; Mateo 28:19; Marcos 12:29; 2 Corintios 13:14). |
MISIÓN
“Proclamar el santo evangelio de Jesucristo a toda criatura, sembrando, cultivando la Palabra del Señor y cosechando para gloria de Dios. De la misma manera, discipular a los miembros de la iglesia y cumplir el mandato del Señor, practicando el amor fraternal de unos por otros con solidaridad con las familias necesitadas.
VISIÓN
“Ser una iglesia cristiana evangélica, centrada en Cristo, que basa sus principios en la Palabra de Dios, La Santa Biblia, proclamando el evangelio de salvación para las personas. Asimismo, convertirse en un modelo integral de convivencia espiritual, basado en las cinco funciones de la iglesia: Adoración, Evangelización, Comunión, Enseñanza y servicio”.
OBJETIVOS generales.
1 Ser una Iglesia obediente a las ordenanzas de la Biblia, y fortalecer las verdades de la fe cristiana para el desarrollo integral de los miembros de la Iglesia. 2 Fortalecer nuestras congregaciones existentes y predicar el evangelio en otros lugares alejados de la Iglesia. 3 Servir a la Iglesia y sus diferentes ministerios.
“Proclamar el santo evangelio de Jesucristo a toda criatura, sembrando, cultivando la Palabra del Señor y cosechando para gloria de Dios. De la misma manera, discipular a los miembros de la iglesia y cumplir el mandato del Señor, practicando el amor fraternal de unos por otros con solidaridad con las familias necesitadas.
VISIÓN
“Ser una iglesia cristiana evangélica, centrada en Cristo, que basa sus principios en la Palabra de Dios, La Santa Biblia, proclamando el evangelio de salvación para las personas. Asimismo, convertirse en un modelo integral de convivencia espiritual, basado en las cinco funciones de la iglesia: Adoración, Evangelización, Comunión, Enseñanza y servicio”.
OBJETIVOS generales.
1 Ser una Iglesia obediente a las ordenanzas de la Biblia, y fortalecer las verdades de la fe cristiana para el desarrollo integral de los miembros de la Iglesia. 2 Fortalecer nuestras congregaciones existentes y predicar el evangelio en otros lugares alejados de la Iglesia. 3 Servir a la Iglesia y sus diferentes ministerios.
¿En qué creemos?
Doctrina cristiana evangélica
Lo que creemos:
En la Biblia como Palabra inspirada e infalible de Dios (2 Timoteo 3:15-16)
En un solo Dios, existiendo eternamente en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. (1 Juan 5:7; Mateo 28:19; Marcos 12:29; 2 Corintios 13:14).
En el nacimiento virginal de Cristo, su muerte vicaria y expiatoria, resurrección corporal y ascensión al cielo (Isaías 7:14; 1 Corintios 15:3,4; Romanos 8:34; Hechos 1:10,11).
En la salvación por la fe en los méritos de Jesucristo (1 Juan 1:7; Efesios 1:7).
En el bautismo en agua por inmersión, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 3:16; Romanos 6:3-5).
En el poder santificador del Espíritu Santo, que obra en el creyente y vive una vida santa (Hechos 12:14; Pedro 1:15,16; 1 Corintios 6:9-11).
En sanidad divina a través de la obra redentora de Cristo en la Cruz (Isaías 53:4; Mateo 8:16, 17; Santiago 5:13,14)
En el Bautismo en el Espíritu Santo con evidencia inicial de hablar en otras lenguas (Hechos 2:4-11; 44-46; 15:7,8)
En la Segunda Venida de Jesucristo y la Resurrección de los muertos (Apocalipsis 19:7-9; 1 Tesalonicenses 4:16,17; Juan 14:3).
¿Creemos en el cielo y el infierno?
Creemos en la revelación divina de las Sagradas Escrituras respecto del hogar celestial que Cristo ha ido a preparar para quienes lo aman. Será un lugar de felicidad eterna, libre de todo mal, donde el hombre disfrutará de perfecta comunión con su Dios.
También hay un lugar de tormento eterno "preparado para el diablo y sus ángeles". El hombre llega a este lugar solo por su persistente rebelión contra Dios y por negarse a recibir la gracia y la salvación que Dios le ofrece a través de Jesucristo (Apocalipsis 20:10-15; 21:1-8).
Lo que creemos:
En la Biblia como Palabra inspirada e infalible de Dios (2 Timoteo 3:15-16)
En un solo Dios, existiendo eternamente en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. (1 Juan 5:7; Mateo 28:19; Marcos 12:29; 2 Corintios 13:14).
En el nacimiento virginal de Cristo, su muerte vicaria y expiatoria, resurrección corporal y ascensión al cielo (Isaías 7:14; 1 Corintios 15:3,4; Romanos 8:34; Hechos 1:10,11).
En la salvación por la fe en los méritos de Jesucristo (1 Juan 1:7; Efesios 1:7).
En el bautismo en agua por inmersión, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 3:16; Romanos 6:3-5).
En el poder santificador del Espíritu Santo, que obra en el creyente y vive una vida santa (Hechos 12:14; Pedro 1:15,16; 1 Corintios 6:9-11).
En sanidad divina a través de la obra redentora de Cristo en la Cruz (Isaías 53:4; Mateo 8:16, 17; Santiago 5:13,14)
En el Bautismo en el Espíritu Santo con evidencia inicial de hablar en otras lenguas (Hechos 2:4-11; 44-46; 15:7,8)
En la Segunda Venida de Jesucristo y la Resurrección de los muertos (Apocalipsis 19:7-9; 1 Tesalonicenses 4:16,17; Juan 14:3).
¿Creemos en el cielo y el infierno?
Creemos en la revelación divina de las Sagradas Escrituras respecto del hogar celestial que Cristo ha ido a preparar para quienes lo aman. Será un lugar de felicidad eterna, libre de todo mal, donde el hombre disfrutará de perfecta comunión con su Dios.
También hay un lugar de tormento eterno "preparado para el diablo y sus ángeles". El hombre llega a este lugar solo por su persistente rebelión contra Dios y por negarse a recibir la gracia y la salvación que Dios le ofrece a través de Jesucristo (Apocalipsis 20:10-15; 21:1-8).
¿QUÉ CREEMOS SOBRE EL “FIN DEL MUNDO”?
Esta frase, comúnmente utilizada para referirse a algún cataclismo destructivo de todas las cosas existentes, podría expresarse con mayor precisión diciendo "el fin de los tiempos".
Creemos que esta era se acerca rápidamente a su fin. Sin embargo, cree que Dios intervendrá en los asuntos humanos, administrando castigo a un mundo malvado y a una iglesia apóstata, durante un período llamado "la gran tribulación".
Pero cuando esta tormenta de juicio haya pasado, Cristo regresará con su Iglesia para reinar por mil años. Después del gran trono blanco, donde serán juzgados los vivos y los muertos, los que rechazaron la Gracia de Dios, cuando "todas las cosas estén sujetas a él (el Hijo), entonces el Hijo mismo también estará sujeto al que lo sometió a él." Todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” (1 Cor. 15.28).
Creemos que esta era se acerca rápidamente a su fin. Sin embargo, cree que Dios intervendrá en los asuntos humanos, administrando castigo a un mundo malvado y a una iglesia apóstata, durante un período llamado "la gran tribulación".
Pero cuando esta tormenta de juicio haya pasado, Cristo regresará con su Iglesia para reinar por mil años. Después del gran trono blanco, donde serán juzgados los vivos y los muertos, los que rechazaron la Gracia de Dios, cuando "todas las cosas estén sujetas a él (el Hijo), entonces el Hijo mismo también estará sujeto al que lo sometió a él." Todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.” (1 Cor. 15.28).
¿Qué creemos con respecto al hombre, su origen, caída y redención?
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, un ser espiritual con libre albedrío, pero que lo llevó a cometer pecado porque eligió el fruto del “árbol de la ciencia, del bien y del mal”. Habiéndose dado dominio sobre la tierra para ser ejercido bajo la dirección de su Creador, él mismo cayó y pasó a ser esclavo del pecado y trastornador de las cosas creadas.
El hombre se ha rebelado contra la dirección divina, perdiendo así la perfección de su estado original, y apartándose de Dios, la Fuente de su vida y su bienestar.
Pero Dios no ha abandonado al hombre. Su justicia y santidad demandó que se castigue el pecado, por cuanto él mismo dijo: “El alma que pecaré, morirá”. Movido por su gran amor y misericordia, Dios envió al Hijo hecho hombre para morir en su lugar (Juan 3:16).
La muerte del Hijo de Dios, en lugar del pecador, abre el camino para la reconciliación de este con Su Creador. Le brinda una nueva vida en comunión con Dios. De esta manera, el Dios que es Santo, también Justo, hizo justicia en el Hijo para que los que creen en él sean hechos justicia de Dios en él. (2 Co.5.14-21). El Señor lo declara “Nuevo Hombre” creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Ef.4.22).
Por el Hijo Jesucristo, el hombre es redimido del poder del pecado y de la vana manera de vivir (1 Pedro 1:18-21). Su vida es santa y por sus frutos se le conoce como hijo de Dios (Tito 2.11-14).
¿Qué tiene que hacer el hombre para gozar de los beneficios de esta redención?
Arrepentirse y creer el Evangelio, respondiendo de esta manera a la voluntad de Dios en “obediencia a la fe” (Marcos 1:14,15; Lucas 24:47; Hechos 16:30,31; Efesios 2:8; Ro.16.26).
El hombre se ha rebelado contra la dirección divina, perdiendo así la perfección de su estado original, y apartándose de Dios, la Fuente de su vida y su bienestar.
Pero Dios no ha abandonado al hombre. Su justicia y santidad demandó que se castigue el pecado, por cuanto él mismo dijo: “El alma que pecaré, morirá”. Movido por su gran amor y misericordia, Dios envió al Hijo hecho hombre para morir en su lugar (Juan 3:16).
La muerte del Hijo de Dios, en lugar del pecador, abre el camino para la reconciliación de este con Su Creador. Le brinda una nueva vida en comunión con Dios. De esta manera, el Dios que es Santo, también Justo, hizo justicia en el Hijo para que los que creen en él sean hechos justicia de Dios en él. (2 Co.5.14-21). El Señor lo declara “Nuevo Hombre” creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Ef.4.22).
Por el Hijo Jesucristo, el hombre es redimido del poder del pecado y de la vana manera de vivir (1 Pedro 1:18-21). Su vida es santa y por sus frutos se le conoce como hijo de Dios (Tito 2.11-14).
¿Qué tiene que hacer el hombre para gozar de los beneficios de esta redención?
Arrepentirse y creer el Evangelio, respondiendo de esta manera a la voluntad de Dios en “obediencia a la fe” (Marcos 1:14,15; Lucas 24:47; Hechos 16:30,31; Efesios 2:8; Ro.16.26).
¿Qué entienden por arrepentimiento?
El arrepentimiento es obra de la Gracia de Dios que permite al hombre reconocer su pecado. No es otra cosa que el Espíritu Santo “convenciendo” de pecado, justicia y juicio (Jn.16.8-11). Este cambio de manera de pensar, sentir y actuar es la expresión del “nuevo nacimiento”. El hombre salvo experimenta el rechazo al pecado como reacción propia de su nueva naturaleza en Cristo y por la fe vive conforme a la Justicia de Dios revelada: “como está escrito: Más el justo por la fe vivirá” (Ro.1.17).
El hombre ya no ve a Dios como lejano y ajeno a su vida, sino como El Salvador y dueño de su ser. Jesucristo ha pasado a ser Su Señor. Le pesa haberle ofendido y por haber sido reconciliado por la sangre de Cristo, es su deseo agradarle y mantener firme su profesión de fe a través de una vida rendida a él, con una vida santa y una conducta de acuerdo a su nueva naturaleza.
Por ser justo, habiendo experimentado el haber sido justificado, siendo esta una obra completa y perfecta, realizada una vez y para siempre en Cristo, muriendo en la Cruz del Calvario, ahora vive en el poder de Su resurrección, una nueva vida y entra a vivir el proceso de santificación. En este proceso aprende a vivir según lo que ahora es. Como nueva creación, según el hombre interior (Ef.16) es fortalecido con poder por el Espíritu Santo; sin embargo, hay momentos donde es contristado cuando comete algún pecado como expresión del “viejo hombre” (Ef.4.22), y al confesarlo a Dios, recibe el perdón sin haber dejado de ser salvo (1 Jn.1.9).
El hombre ya no ve a Dios como lejano y ajeno a su vida, sino como El Salvador y dueño de su ser. Jesucristo ha pasado a ser Su Señor. Le pesa haberle ofendido y por haber sido reconciliado por la sangre de Cristo, es su deseo agradarle y mantener firme su profesión de fe a través de una vida rendida a él, con una vida santa y una conducta de acuerdo a su nueva naturaleza.
Por ser justo, habiendo experimentado el haber sido justificado, siendo esta una obra completa y perfecta, realizada una vez y para siempre en Cristo, muriendo en la Cruz del Calvario, ahora vive en el poder de Su resurrección, una nueva vida y entra a vivir el proceso de santificación. En este proceso aprende a vivir según lo que ahora es. Como nueva creación, según el hombre interior (Ef.16) es fortalecido con poder por el Espíritu Santo; sin embargo, hay momentos donde es contristado cuando comete algún pecado como expresión del “viejo hombre” (Ef.4.22), y al confesarlo a Dios, recibe el perdón sin haber dejado de ser salvo (1 Jn.1.9).
¿Qué entienden por creer en el Evangelio?
Creemos que el Evangelio es aceptar las buenas nuevas, que Cristo ha muerto en su lugar y ahora le brinda gratuitamente el perdón y la vida eterna. Es aceptarlo como Salvador y Señor, confiando en Su gracia y dispuesto a vivir el poder de Su Palabra. Es corresponder al amor de Dios, aceptando la salvación que Él ha provisto. Es tomar su lugar como hijo en la familia de Dios.
¿Qué creemos con respecto a la oración?
Que todo cristiano tiene el privilegio de ir directamente a Dios en oración, como un hijo a su padre, para hablar con Él, agradecerle Sus bondades, contarle sus problemas y recibir su ayuda y dirección. Dice la Palabra de Dios: “Hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (l Timoteo 2:5).
También: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote...Jesús el Hijo de Dios...acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:14,16).
Por la lectura de la Biblia en oración el creyente goza diariamente de una comunicación franca y sincera con su Padre Celestial.
A su vez, sabe que la Palabra lo orienta a unirse a sus hermanos porque la oración de “dos o tres”, como expresión de su unidad al Cuerpo de Cristo, cuenta con un respaldo espiritual y canaliza un poder sobrenatural (Mt.18.19,20).
¿Qué creemos en cuanto a orar por los enfermos?
Creemos que Dios desea para sus hijos la salud física y espiritual. De esta manera, la iglesia obedece la instrucción bíblica de orar por los enfermos para que sean sanados.
Creemos que hoy como en los días de la Iglesia Primitiva, el Señor Jesús continúa confirmando Su Palabra con milagros de sanidad y liberación sobrenatural del poder del pecado, de las maldiciones que afectan el alma y el cuerpo con enfermedades y del mismo Satanás (Santiago 5:14-16; Marcos 16:17-20).
Creemos también en la ayuda que puede proporcionar la ciencia médica a las enfermedades que son orgánicas y producto de los trastornos en el mundo natural; agradecemos a Dios por ella y de ninguna manera el Evangelio se opone a uso y práctica de los medicamentos debidamente recetados y/o aprobados por el Ministerio de Salud Pública. Pero sobre todo creemos que existe el poder sobrenatural de Dios que se manifiesta en aquellos que se acercan a Él con fe y sinceramente.
También: “Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote...Jesús el Hijo de Dios...acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos 4:14,16).
Por la lectura de la Biblia en oración el creyente goza diariamente de una comunicación franca y sincera con su Padre Celestial.
A su vez, sabe que la Palabra lo orienta a unirse a sus hermanos porque la oración de “dos o tres”, como expresión de su unidad al Cuerpo de Cristo, cuenta con un respaldo espiritual y canaliza un poder sobrenatural (Mt.18.19,20).
¿Qué creemos en cuanto a orar por los enfermos?
Creemos que Dios desea para sus hijos la salud física y espiritual. De esta manera, la iglesia obedece la instrucción bíblica de orar por los enfermos para que sean sanados.
Creemos que hoy como en los días de la Iglesia Primitiva, el Señor Jesús continúa confirmando Su Palabra con milagros de sanidad y liberación sobrenatural del poder del pecado, de las maldiciones que afectan el alma y el cuerpo con enfermedades y del mismo Satanás (Santiago 5:14-16; Marcos 16:17-20).
Creemos también en la ayuda que puede proporcionar la ciencia médica a las enfermedades que son orgánicas y producto de los trastornos en el mundo natural; agradecemos a Dios por ella y de ninguna manera el Evangelio se opone a uso y práctica de los medicamentos debidamente recetados y/o aprobados por el Ministerio de Salud Pública. Pero sobre todo creemos que existe el poder sobrenatural de Dios que se manifiesta en aquellos que se acercan a Él con fe y sinceramente.
¿Quiénes pueden recibir el bautismo en el Espíritu Santo?
El bautismo en el Espíritu Santo, acompañado de la evidencia inicial de hablar en una lengua no aprendida, es para todos los cristianos (Hechos 2:38-39). Reconocemos que tiene un alcance ilimitado, que va más allá de la comprensión humana, y permite que, además de ser edificada la persona misma que lo practica, el Espíritu Santo tiene oportunidad de interceder a favor de él; capacitarlo sobrenaturalmente en el uso de los dones, y otorgarle una autoridad espiritual (1 Co.14.4; Ro.8.26,27; 1 Co.12.7-11).
¿Qué sacramentos practicamos?
Practicamos dos sacramentos: La Santa Cena y el Bautismo en agua.
En la Santa Cena, los creyentes participan del pan partido y el fruto de la vid, simbolismo del cuerpo y de la sangre del Señor Jesucristo sacrificado en la cruz para dar la vida eterna a todos los que le aceptan como Salvador.
En el bautismo en agua por inmersión, los cristianos dan testimonio simbólico de su muerte y sepultura en cuanto al pecado, y su resurrección espiritual a una nueva vida en Cristo.
En la Santa Cena, los creyentes participan del pan partido y el fruto de la vid, simbolismo del cuerpo y de la sangre del Señor Jesucristo sacrificado en la cruz para dar la vida eterna a todos los que le aceptan como Salvador.
En el bautismo en agua por inmersión, los cristianos dan testimonio simbólico de su muerte y sepultura en cuanto al pecado, y su resurrección espiritual a una nueva vida en Cristo.
¿Cómo hacer una oración de fe para que Dios entre en tu vida?
¡Repita conmigo esta oración!!!
Dios mío, en este mismo momento te pido perdón por mis pecados y mis faltas, me arrepiento, te pido que entres en mi corazón y que cambies mi vida para bien. Te acepto como mi único Señor y salvador. Permíteme conocerte, háblame, quiero tener una comunión contigo. Te pido que anotes mi nombre en el libro de la vida eterna para que cuando me llegue el momento de morir pueda estar en el paraíso contigo para siempre. AMÉN.
Dios mío, en este mismo momento te pido perdón por mis pecados y mis faltas, me arrepiento, te pido que entres en mi corazón y que cambies mi vida para bien. Te acepto como mi único Señor y salvador. Permíteme conocerte, háblame, quiero tener una comunión contigo. Te pido que anotes mi nombre en el libro de la vida eterna para que cuando me llegue el momento de morir pueda estar en el paraíso contigo para siempre. AMÉN.